El Arenal no es un paseo público cualquiera. El Parque y su laguna, hoy enclavados en pleno centro urbano, a solo cinco cuadras de la Plaza Principal, es un retazo de la vieja ciudad lleno de hondas reminiscencias para los cruceños.
Según cuentan las crónicas, recopiladas por R. Ferreira, la laguna fue durante el siglo XIX y parte del XX un estanque natural, recolector de aguas pluviales, situado entonces en los límites de la ciudad. Era un lugar de recreo donde los niños acudían a nadar y pescar y las mujeres a lavar ropa. Allí también abrevaban los sedientos bueyes, caballos y mulas que aprovisionaban la ciudad desde las provincias vecinas.